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Kathleen Folbigg siempre defendió que no había matado a sus cuatro hijos recién nacidos, algo que le había costado una condena de 40 años de cárcel. Durante las más de dos décadas que lleva internada, había ido escribiendo un diario y varias cartas a una buena amiga. En ellas, siempre dijo lo mismo: la muerte de los pequeños se produjo por cuestiones ajenas a ella. Acusada de matar a tres de sus ellos de manera voluntaria y al cuarto de manera involuntaria, la considerada mayor asesina en serie de Australia está cerca de obtener un perdón que hace no tanto parecía imposible. Y es que su caso fue de manual. Entre 1989 y 1999 fue cuando, presuntamente, cometió esos cuatro filicidios, todos ellos prácticamente recién nacidos , por los que fue condenada a 40 años de prisión. Por diferentes motivos: hartazgo ante los llantos, celos patológicos, malos cuidados a los pequeños, maltrato… La justicia australiana dio por probado que era culpable. La aparición de varios investigadores en escena, con la inmunóloga española Carola García de Vinuesa al frente, cambió las tornas. Según los científicos, las pequeñas víctimas tenían varios problemas genéticos. Dos de ellos, Caeleb y Patrick, padecían una afectación en el gen CALM2 G114R que es el determinante para producir la proteína calmodulina (que afecta a la generación de calcio). Un mal funcionamiento de este gen pudo estar detrás de dos inusuales casos de síndrome de muerte súbita del lactante . Las otras dos pequeñas muertas, Sarah y Laura, tenían otro problema genético diferente (lo que es altamente improbable, pero no imposible), descubierto en 2018, que les produjo una parada cardíaca. Noticia Relacionada estandar No La condena a una australiana por asesinar a cuatro hijos, en revisión gracias a una inmunóloga española Helena Cortés La científica Carola García de Vinuesa descubrió que dos de las niñas habrían fallecido debido a una mutación genética llamada CALM2 que causa la muerte súbita cardíaca Esta es la principal tesis de Carola García de Vinuesa , que ha visto cómo las cartas que la asesina condenada, cuya pena ahora está en entredicho, refrendan su idea. En ellas, Folbigg auguraba ese «milagro genético» que le diese la razón: ella siempre aseguró que no había matado a sus hijos. El contenido de las cartas Tanto las cartas como los diarios que ahora se encuentran en revisión, con más de 130 páginas en los que hay muchos detalles que desentrañar, Folbigg es consecuente y constante: había una razón médica que ella no podía explicar para la muerte de sus pequeños. El expresidente del Tribunal Supremo de Nueva Gales del Sur, Tom Bathurst, se ha encontrado con el relato de una mujer que está convencida de su inocencia. 40 Años de cárcel Kathleen Folbigg fue condenada a 40 años de cárcel por la muerte de sus hijos Caeleb, Patrick, Sarah y Laura entre 1989 y 1999 En los escritos a una amiga, Folbigg cuenta su difícil adaptación a la vida en la cárcel . Por ejemplo, tuvo que ponerse pañuelos en los oídos para que el ruido le dejara dormir. «Estoy tan mal que a veces tengo pensamientos desagradables sobre los que hacen ruido», relató. Ya en esos primeros días apuntaba a una «inyección de milagro médico o genético» que explicase la situación. En esas cartas ya tenía claro que habían pesado más las pruebas de los forenses psiquiátricos que una posible causa física. «Todavía me sorprende cómo se salieron con la suya al usarlos contra mí. Creo que realmente no consideraron nada… un sistema legal tan ‘justo’ como el que tenemos en este país», ironizaba con su amiga. En cualquier caso, nunca tuvo esperanzas. En un escrito fechado en 2005, preveía que no iba a ser tenida en cuenta. «Mientras mi nombre esté unido a palabras como ‘asesina en serie’, no tengo ninguna esperanza de ser escuchado de manera justa», se lamentaba. Nuevas pruebas genéticas Con estas cartas, García de Vinuesa ve refrendadas sus tesis, que ya tenía bastante encarriladas. Y es que este martes, en declaraciones recogidas por ‘The Guardian’ , ha confirmado que ha ido sometiendo a nuevos test a Folbigg en los que ha ido estudiando ese gen CALM2 G114R. «Mi confianza está aumentando por todo lo que estamos aprendiendo sobre esta variante en particular gracias a todo este trabajo funcional. Cada ensayo ha apuntado a la patogenicidad. No ha habido un solo ensayo que haya señalado que sea benigno», asegura. «Cada ensayo ha apuntado a la patogenicidad. No ha habido un solo ensayo que haya señalado que sea benigno» Carola García de Vinuesa Inmunóloga, sobre el gen CALM2 G114R que puede explicar la muerte de dos de los hijos de Kathleen Folbigg Si se confirma que la muerte de los cuatro hijos de Folbigg se produjo por ese «milagro genético», ella será exculpada. Algo que a García de Vinuesa no le importa, tanto en cuanto su investigación es más «por la ciencia» que por demostrar la inocencia de Folbigg. «Había leído sobre los niños, particularmente dos de ellos estaban muy enfermos y uno de ellos tenía miocarditis… así que pensé que definitivamente justificaba una investigación genética», ha explicado la española. El caso se encuentra en plena revisión, por lo que en próximas fechas puede haber un nuevo cambio.