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Empezó a trabajar como guardia de seguridad en la Embajada británica en 2016, tras haber pasado los correspondientes controles de personal, pero a partir de 2018 y de un viaje realizado por su mujer a Ucrania, comenzó a trabajar como agente para los servicios de inteligencia de Rusia . Los primeros fueron trabajos sencillos: información sobre el interior del edificio y las consignaciones de entradas y salidas de la Embajada. Almacenaba la información en una memoria USB que sacaba entre sus pertenencias. Nadie sospechó hasta después de la invasión rusa de Ucrania, cuando la información que recopilaba ascendió de nivel. Para asegurarse de que la fuga detectada se debía a David Ballantyne Smith , el MI5 organizó una operación encubierta. Un agente británico se hizo pasar por Dmitri, un ruso que aseguraba tener información sensible y dispuesto a venderla a la Embajada de Reino Unido . Smith hizo fotos del soplón y guardó información sobre el expediente secreto en una tarjeta de teléfono SIM, a pesar de que se le había ordenado por parte de sus superiores destruir cualquier tipo de prueba de la presencia de Dmitri en la Embajada. En ese punto entró en escena otra agente británica que se hizo pasar por Irina, una bella espía del servicio de inteligencia militar ruso GRU , que tras flirtear con él le ofreció la oportunidad de obtener una jugosa recompensa si obtenía información altamente sensible sobre el traidor Dmitri. Irina exigió que entregase la información personalmente, en el centro de Berlín. Smith salió pronto de trabajar, dijo que no se sentía bien, y poco después fue detenido por oficiales de la Oficina Federal de Investigación Criminal alemana. Todo esto sucedió durante las tórridas semanas de agosto de 2021. En el juicio, que se ha celebrado esta semana, tras su extradición a Reino Unido, la fiscal Alison Morgan ha presentado pruebas como el borrador de una carta encontrada en su ordenador personal, fechada el 14 de mayo de 2020 y en la que daba detalles a un agregado militar de la Embajada rusa de Berlín sobre su trabajo en la legación inglesa, pedía el anonimato por motivos de seguridad y ofrecía entregar un libro clasificado y que describía como «oficialmente sensible». En varios de sus dispositivos electrónicos, registrados tras la detención, fueron hallados documentos clasificados como secretos, fotos de las tarjetas de seguridad del personal de la Embajada y correos electrónicos comprometedores. En su domicilio, en Potsdam , los hallazgos del registro fueron bastante más coloridos. La policía alemana halló un peluche de tamaño natural de un ‘rottweiler’ con sombrero militar ruso, una gran bandera de la Federación Rusa que adornaba un paño de pared de la sala de estar, un automóvil de juguete de la popular marca soviética Lada y piezas sueltas de uniformes militares del ejército ruso . En sus estanterías descansaban numerosos libros en ruso que versaban sobre temas tan diversos como las «Jóvenes francotiradoras rusas» y biografías sobre solados que lucharon en batallas entre nazis y soviéticos. En su casillero de la Embajada fue encontrado un diccionario de obscenidades rusas y una lista de residencias oficiales utilizadas por el personal de la legación británica, según ha relatado la fiscal. Smith, de origen escocés, no se ha defendido. Ha admitido ocho cargos de violación de la Ley de Secretos Oficiales de 1911y 1920 inspirado en su «odio a Inglaterra» y en su «relación» con Irina.