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Una serie de investigaciones, denuncias y hasta 16 procesos judiciales civiles y penales ya en curso esperan al expresidente Jair Bolsonaro cuando regrese a Brasil. Las acusaciones en su contra serán un contrapeso en su intención de volver a postularse a un cargo político, especialmente a la presidencia; sin embargo, son escasas las posibilidades de que termine en prisión. Según el diario Folha de São Paulo , la única posibilidad de una detención de Bolsonaro sería en el caso de que intentara obstruir las investigaciones en curso, como la destrucción de pruebas o la intimidación a testigos. En su caso, una condena en segunda instancia, como la que llevó al actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva a la cárcel en 2018, ha perdido vigencia. Bolsonaro ahora tendrá la oportunidad de apelar en todos los procesos judiciales que tiene abiertos hasta que llegue una sentencia definitiva. El expresidente a día de hoy no ejerce cargo público alguno, por lo que ha perdido los privilegios de la inmunidad y la posibilidad de ser juzgado en el Supremo Tribunal Federal de Brasil. La ministra [jueza] de esta corte, Cármen Lúcia Antunes Rocha , ha distribuido algunos de los procesos contra Bolsonaro entre tribunales de primera y segunda instancia, lo que puede dejarle en una situación de mayor vulnerabilidad al estar en las manos de diversos magistrados jueces, que pueden dictaminar diferentes sentencias. En 2019, por ejemplo, un juez de Río de Janeiro, Marcelo Bretas, dictó auto de prisión para el expresidente Michel Temer por un caso de corrupción vinculado a la Operación Lavacoches, llevándolo a pasar cuatro días entre rejas, dos meses después de dejar el cargo. Noticia Relacionada estandar No Biden y Lula sellan una nueva alianza de la izquierda David Alandete El presidente brasileño se reunió primero con los iconos de la izquierda estadounidense, Bernie Sanders y Ocasio Cortez La mayoría de las acusaciones contra Bolsonaro que la jueza Antunes Rocha ha enviado a los tribunales se refieren a declaraciones antidemocráticas que el político ultraderechista realizó en las celebraciones de la independencia de Brasil , el 7 de septiembre de 2021 . «O el jefe de este poder encuadra a los suyos o este poder sufrirá lo que no queremos», afirmó Bolsonaro en esa ocasión, en una clara indirecta al poder judicial, cuya sede sufrió intentos de ocupación ese año y fue atacada el pasado 8 de enero . Precisamente, Bolsonaro deberá responder también por su influencia en esos actos vandálicos, en los que sus seguidores invadieron otras sedes de la soberanía nacional en Brasila, como el Congreso y el Palacio del Planalto. Interferencia política Esos procesos se encuentran en manos del juez Alexandre de Moraes, presidente del Tribunal Electoral, que se ha destacado como uno de los defensores más firmes de la democracia. Moraes sigue al menos seis investigaciones sobre Bolsonaro, entre ellas, la filtración de datos confidenciales de investigación de la Policía Federal, la interferencia política en la PF, la difusión de noticias falsas y sus declaraciones durante la pandemia de Covid-19. En septiembre del año pasado, el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) condenó a Bolsonaro por crimen contra la humanidad y grave violación de los derechos humanos por su actuación como presidente durante la pandemia. El jurista Eugenio Raúl Zaffaroni, ex ministro de Justicia de Argentina, juzgó que la conducta de Bolsonaro provocó «dolosamente la muerte de varias decenas de miles de personas» al rechazar la política de aislamiento, prevención y vacunación. La decisión no tiene efectos jurídicos, pero puede ser usada en caso de avance de procesos internacionales. En enero, la revelación de la muerte de 570 niños de la etnia yanomami por abandono y desnutrición, a lo largo de los cuatro años del Gobierno Bolsonaro, y el descubrimiento de una grave crisis humanitaria entre esa población de la Amazonía, ha vuelto a traer al debate la posibilidad de una acusación por genocidio.
