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Al sureste de Ucrania, sobre el río Dniéper, la ciudad de Zaporiyia resiste a los ataques rusos, que por tierra y aire intentan acabar con una ciudad que es estratégica para Ucrania. A unos 12 kilómetros de aquí, los soldados del Ejército la defienden con su vida. Actúan como una fortaleza física que retiene a los rusos en una batalla que permanece estancada. De ahí que desde el pasado otoño los bombardeos sobre Zaporiyia – importante sobre todo por su central hidroeléctrica- se hayan intensificado. Aquí la gente se ha acostumbrado a vivir en alerta constante . Casi todos los días suena alguna alarma que les invita a refugiarse en un búnker, pero continúan con su vida con total normalidad. «No podemos estar parados ni escondidos. El Ejército se está jugando la vida por nosotros muy cerca de aquí y tenemos qur ayudar en lo que podamos. Tenemos que continuar y defender nuestra ciudad y nuestro país», cuenta Lina a ABC, mientras muestra a este periódico las consecuencias de uno de los bombardeos que sufrió la ciudad el pasado octubre. En mitad de una de las calles del centro, señala con el dedo el hueco vacío entre dos edificios. «Ahí vivían familias con niños. Murieron 42 personas. Estaban durmiendo en mitad de la noche cuando un misil impactó contra ellos», dice Lina, todavía muy afectada. A sus 24 años, Lina trabaja para el Ayuntamiento de Zaporiyia. Coordina el programa para los más de 300.00 refugiados que se encuentran en la ciudad; que incluye la logística de sus residencias y las actividades voluntarias, que funcionan como una especie de resistencia en la que quien quiera puede ayudar al Ejército tejiendo redes con tela de camuflaje y confeccionando a mano cartucheras, gorros, fundas de esterillas y sacos de dormir, o mochilas que los soldados utilizan en el frente. Noticia Relacionada estandar Si «Biden está apoyando a los héroes, a los valientes que han plantado cara a Putin» Angie Calero El pueblo ucraniano asume la visita del presidente de EE.UU. con energía, buen ánimo y ganas de luchar Estos programas forman parte de uno de los proyectos que ha puesto en marcha el alcalde de Zaporiyia, Anatoli Kurtev, quien recibió este martes en su despacho del Ayuntamiento a los voluntarios de la oenegé Help To Ukraine. Les agradeció «toda la ayuda» que están prestando a la región. «La gente se ha ido porque estamos en guerra y vosotros venís hasta aquí… Sois unos héroes para nosotros », afirmó mientras les fue estrechando la mano a todos. «Queremos que el mundo entienda que no queremos que nadie nos diga cómo tenemos que vivir. Queremos ser libres», le dijo al diputado de Ciudadanos y miembro de la delegación española en la Asamblea de la OTAN, Miguel Ángel Gutiérrez, cuando éste reconoció el valor del pueblo ucraniano en la defensa de los valores democráticos. «Nuestros soldados forman una línea fuerte de protección. Los rusos deberían estar asustados porque la ciudad está protegida. Nos han atacado desde el cielo pero ahora gracias a la visita de Biden vamos a tener protección aérea », afirma Anatoli Kurtev. Este optimismo y espíritu de lucha es el que le hizo movilizarse desde el inicio de la guerra, cuando desde la administración creó una oficina de información en la que recabó testimonios de los refugiados que llegaban a Zaporiyia desde Mariupol. «Nos contaron cómo se vive en una ciudad ocupada y todo lo que ocurre. Entendimos que eso podía pasar aquí y nos coordinamos con el Gobierno central», explica. Esa organización pasó por acumular agua, comida, medicinas, mantas, calderas y generadores en diferentes refugios distribuidos por toda Zaporiyia. «Los ciudadanos de Mariúpol nos contaron que se quedaron sin provisiones . Nosotros estamos preparados para resistir la situación más crítica y más difícil», añade. Labores de rescate Cuando el pasado mes de octubre Rusia comenzó a bombardear con fuerza la ciudad, el Ayuntamiento puso en marcha un programa de emergencia: «Han destruido casas, viviendas privadas , ocho edificios enteros están completamente destruidos… Nuestro plan de actuación comienza en cuanto hay un bombardeo». Cuando un misil impacta contra un edificio, inmediatamente llega un equipo de emergencia que trabaja en dos direcciones. Por un lado empiezan las labores de rescate y de búsqueda de gente; mientras otro equipo se encarga de atender a los heridos. Tienen preparada ropa, comida y apoyo psicológico a los supervivientes. También un autobús especial con bebida caliente, café y algo de comida, además de trabajadores de la administración que les ayudan con documentación que hayan perdido. Aprender a convivir con los problemas no hace que se resuelvan antes, pero sí ayuda a sobrellevarlos. Y esto es importante en esta guerra que libra Ucrania, donde todos están volcados en los soldados que están en el frente y de ahí que en el resto del país intente reinar la normalidad. Por eso, una vez desalojados los edificios bombardeados, llega el momento de su reconstrucción. «Aquí nos encontramos con otro problema: necesitamos técnica y mano de obra para estos edificios pero, al estar volcados en el frente, en la ciudad nos hemos quedado sin efectivos», admite Anatoli Kurtev. Y concluye: «Pero lo importante son nuestros soldados y nosotros mientras tanto vamos a resistir. Estamos juntos y vamos juntos hacia la victoria de Ucrania».