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«Campesinos casi analfabetos como Caro Quintero, Don Neto, El Azul, El Mayo y El Chapo (líderes de los cárteles más importantes de México) no hubieran llegado muy lejos sin el contubernio de empresarios, políticos y policías, esas personas que todos los días ejercen el poder desde un falso halo de legalidad». Esta afirmación forma parte del libro ‘El señor de los narcos’, publicado por Anabel Hernández en 2010. Un trabajo de investigación de más de cinco años que llevó a la periodista mexicana a trazar las líneas que conectaban a importantes funcionarios del Gobierno mexicano con los líderes de los principales cárteles de la droga. Entre todos esos funcionarios destacaba uno, Genaro García Luna (Ciudad de México, 1968), que durante años recibió sobornos millonarios del cártel de Sinaloa. Anabel Hernández es uno de los periodistas que ha cubierto el juicio contra García Luna –semanas durante las que vivió, asegura, un «maratón de emociones»–. Los doce miembros del jurado declararon al exfuncionario, el pasado martes, culpable de los cinco cargos de los que se le acusaba: participar en una empresa criminal continua, conspiración internacional para la distribución de cocaína, conspiración de importación de cocaína y de dar una declaración falsa ante la autoridad migratoria. En el mediático juicio quedó demostrado que el exfuncionario recibió sobornos millonarios a cambio de dejar actuar al crimen organizado. Este veredicto es para Hernández el colofón a casi tres lustros de investigación. Presente durante la lectura de la sentencia, la periodista mexicana confiesa que cuando empezó a escuchar el veredicto de culpabilidad se quedó «estupefacta. Sabes después de décadas de impunidad, de haber logrado salirse con la suya porque tenía todos los contactos políticos, económicos, de estar protegido por todo el sistema criminal al que pertenece, de 14 años investigándolo… No podía creerlo. Fue un momento se sentimientos encontrados», explica a ABC al otro lado del teléfono. Noticia Relacionada estandar Si Genaro García Luna: el narco que era jefe de la Policía Javier Ansorena El gran escándalo de corrupción de México -un ministro de Interior a sueldo del cartel de Sinaloa- se ventila a partir de mañana ante un tribunal de Brooklyn Para Hernández, que fue la primera periodista en denunciar los oscuros orígenes de la fortuna de García Luna y sus vínculos con grupos criminales, esta sentencia también ha supuesto «justicia» para ella. «Él ha sido mi verdugo durante 14 años. Este hombre había ordenado asesinarme junto con su grupo de policías corruptos. Durante todo este tiempo mi familia y yo hemos sufrido atentados armados; dos informantes míos fueron asesinados; otras fuentes fueron encarceladas… Realmente fue una persecución feroz ». A pesar de todo lo sufrido, asegura que este veredicto le ha demostrado que «el periodismo es un instrumento al servicio de los ciudadanos que vale la pena». «Ha sido mi verdugo durante 14 años. Este hombre había ordenado asesinarme junto con su grupo de policías corruptos. Durante todo este tiempo mi familia y yo hemos sufrido atentados armados» Anabel Hernández Periodista de investigación También ha corroborado que sus investigaciones eran acertadas. La Fiscalía, a la que le llevó más de una década «armar el rompecabezas de la red criminal a la que pertenecía García Luna», presentó los testimonios de los narcotraficantes que habían sido investigados por Hernández, así como la documentación sobre el enriquecimiento inexplicable de García Luna, «amasando una fortuna cuando era secretario de la Seguridad Pública». El primer libro de la periodista sobre este alto funcionario fue publicado en 2008, ‘Los cómplices del presidente’, en cuya portada aparece Felipe Calderón (2006-2012), rodeado de García Luna y del entonces secretario de Estado, Juan Camilo Mouriño . «Estos dos personajes eran cómplices del presidente, de todo este entramado que se empezaba a montar en torno a los pactos con el crimen organizado», señala la periodista. Este volumen, y los que le siguieron, como ‘Los señores del narco’, donde fue ampliando sus investigaciones, contribuyeron, en opinión de Hernández, al trabajo de la Fiscalía para llevar a García Luna ante la Justicia. Detenciones ilegales, torturas Si bien este alto funcionario comenzó a ser polémico durante el sexenio de Vicente Fox (2000-2006), por las detenciones ilegales de Florence Casse z o Guillermo Vélez –«que murió torturado en los sótanos de la AFI (Agencia Federal de Investigación)»–, el origen de los vínculos de García Luna con el narco se remonta a la década de los años 90. Entonces era agente del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) , donde se formaría lo que el periodista Francisco Cruz califica en su libro ‘García Luna. El señor de la muerte, como un club secreto de policías corruptos ligados al narcotráfico, y que era conocido como ‘La hermandad’ o ‘Los 12 apóstoles’. A finales del sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000), García Luna trabaja como policía federal. En aquella época «lo que hacía, con todo su equipo de policías mafiosos, era proteger a las bandas de secuestradores que mutilaban orejas, dedos… para exigir el pago de rescates. Y después pasaron a proteger a los cárteles de la droga», indica Hernández. Pero los vínculos de García Luna con los narcos comenzaron a ser «más activos» cuando era jefe de la Agencia Federal de Investigación de México (2001-2006). «En enero de 2001, él estuvo involucrado en la fuga de Joaquín Guzmán Loera ‘El Chapo’. Eso es lo que yo tengo documentado». Dibujo de una sesión del juicio a García Luna en Nueva York EFE Hernández afirma que el enjuiciamiento de García Luna es un eslabón más de una amplia investigación, que ya llevó a la cárcel al Chapo y podría condenar al exfuncionario a cadena perpetua. «Pero no acaba ahí. Seguirán procesando a otros narcotraficantes, y, por supuesto, a políticos y funcionarios públicos corruptos». Sobre la posibilidad de que rebajen la condena a García Luna a cambio de que ofrezca información sobre los expresidentes Fox o Calderón, asegura que «ese tren era para antes de que terminara el juicio, y ha pasado ya. El juez Cogan leerá su condena a finales de junio», sentencia. Un sistema criminal perfecto El caso de García Luna no es un hecho aislado en México. La relación entre políticos y grupos criminales ha sido un matrimonio de conveniencia durante décadas, un mal endémico que ha golpeado a la sociedad mexicana a lo largo de la historia. «Este sistema criminal existe mucho antes que él, durante él y también después porque es un sistema que funciona como un reloj suizo, porque todos están coludidos: las fuerzas del orden, el ejército, la marina, los alcaldes, los gobernadores, los presidentes de la República, los partidos políticos… Porque el narco compra funcionarios, financia campañas políticas… Es ahí donde todo queda contaminado. Por eso este sistema criminal no ha podido ser destruido, ni siquiera ahora», denuncia Hernández. «Lo explicó muy bien la fiscal: el cártel de Sinaloa es como un fedex de la cocaína mundial, que ha necesitado de la complicidad del Gobierno de México para poder traficar droga. Ha utilizado como principal centro de tráfico de droga el aeropuerto más grande de una de las ciudades más grandes del mundo, que es Ciudad de México». La periodista sostiene que en el sistema público, de seguridad, político… continúan operando otros personajes como García Luna. «Gracias ellos, el cártel de Sinaloa sigue operando, a pesar de estar en prisión el Chapo o el exsecretario de Seguridad ahora condenado. El cártel ya compró impunidad para los próximos 50 años por todos los políticos que ha estado financiando», insiste. Un sistema criminal que también alcanzaría al actual Gobierno de López Obrador: «El propio partido Morena ha hecho acuerdos electorales con el cártel de Sinaloa. Lo vengo denunciado desde hace dos años». García Luna alimentó el caos en el que hubo víctimas de carne y hueso, «y del que se beneficiaron solamente los cárteles de la droga y los funcionarios corruptos» Cuando se le pide que defina a García Luna, la periodista explica que «así como el Chapo era el rostro más visible del cártel de Sinaloa, como su marca; García Luna es el rostro más evidente de esa complicidad entre el cártel de Sinaloa y el Gobierno, pero no es el único». En cuanto a su papel en la reciente historia de México, subraya, que lejos de facilitar la gobernabilidad del país con la connivencia de los grupos criminales, lo «dinamitó». Durante el sexenio de Calderón «hubo centenares de miles de muertos, miles de desaparecidos…». García Luna alimentó el caos en el que hubo víctimas de carne y hueso, «y del que se beneficiaron solamente los cárteles de la droga y los funcionarios corruptos», concluye Hernández, que seguirá investigando y denunciando, como lo ha hecho en otros casos muy controvertidos como el de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa . «Ahora, con los pactos de López Obrador y su partido con el crimen organizado; eso es algo que yo no me voy a callar», advierte.