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El Parlamento de Finlandia ratificó ayer por una aplastante mayoría de 184 votos a favor y 7 en contra su decisión de ingresar como miembro de pleno derecho en la OTAN. La votación se produjo un día después de la visita al país del secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, que también anunció que la semana que viene ha convocado una reunión en Bruselas con representantes de Turquía, Suecia y Finlandia. El objetivo de este encuentro es intentar aplacar las susceptibilidades del turco, Recep Tayyip Erdogan, que había puesto a Suecia en el punto de mira de sus críticas y pretende vetar su ingreso. Todo parecía enfocado hacia la resolución de los problemas entre Estocolmo y Ankara –incluyendo la posibilidad de que Finlandia entrase en solitario a la Alianza – cuando ha aparecido emboscado el polémico primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que pretende echar un pulso a la Unión Europea utilizando también su poder de veto en la OTAN. El Parlamento húngaro empezó ayer a debatir la ratificación del ingreso de los dos países nórdicos en la OTAN y la votación está prevista para finales de marzo. Máté Kocsis, el portavoz de Fidesz, el partido nacional populista de Orbán, anticipó que no sería una decisión automática, como podría esperarse de un país que comparte también la pertenencia a la UE con los dos candidatos a entrar en la OTAN, sino que será un «debate serio» que podría incluir el envío de una delegación a Estocolmo y Helsinki para examinar la situación, lo que está fuera de toda práctica en Europa. Pero lo cierto es que el propio Orbán promueve esta ambigüedad y en una entrevista publicada el viernes pasado dijo que «si bien en principio apoyamos la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN, primero debemos tener algunas discusiones serias». Noticia Relacionada estandar No El parlamento de Finlandia vota abrumadoramente a favor del Tratado de la OTAN Rosalía Sánchez Los diputados finlandeses aprobaron por 184 votos a favor y siete en contra una ley que permite la entrada de Finlandia en la alianza militar El primer ministro húngaro quiere pasar ahora factura a los dos gobiernos por haber apoyado las críticas a Hungría por las prácticas dudosamente democráticas en la aplicación del Estado de derecho y que por ahora mantienen cerrado el grifo de las ayudas a la reconstrucción. Según Orbán, hay sectores en su partido que cuestionan la idea de ayudar a entrar en la OTAN a países que están «difundiendo mentiras flagrantes sobre Hungría, sobre el Estado de derecho en Hungría, sobre democracia o sobre la vida aquí ¿Cómo pueden querer ser nuestros aliados en un sistema militar mientras difunden descaradamente mentiras sobre Hungría?» Valores europeos Budapest sostiene una agria disputa con la Comisión y el Parlamento Europeos que mantiene congelados los fondos extraordinarios porque en Bruselas consideran incorrecto el comportamiento de Orbán respecto a los valores europeos. La vicepresidenta de la Comisión Europea, Vera Jourová, dijo a principios de febrero que Orbán debe darse prisa en resolver las objeciones planteadas sobre la independencia de su poder judicial si quiere recibir los 5.800 millones de euros en subvenciones del fondo de recuperación que se creó después de la pandemia y que le han sido atribuidos. En los últimos meses, tanto Helsinki como Estocolmo se han mantenido en un discreto silencio sobre la situación en Hungría, para no echar leña al fuego. En Helsinki, Stoltenberg volvió a pedir tanto a Turquía como a Hungría que confirmen cuanto antes el ingreso de los dos nuevos aliados. «Espero que lo ratifiquen pronto», dijo Stoltenberg, que tampoco quiso entrar en polémicas cuando le preguntaron en particular sobre Hungría. «Ha llegado el momento. Finlandia cumple todos los criterios, al igual que Suecia. Así que estamos trabajando duro, y el objetivo es tener esto listo lo antes posible». En estas circunstancias se abren múltiples posibilidades, la primera de ellas, que los dos países no puedan entrar simultáneamente en la OTAN, como sería lógico en este caso para enviar a Rusia un mensaje político de solidez en el gesto. Pero si no es posible por las reticencias de Turquía hacia Suecia, se abre paso la posibilidad de que Finlandia fuera el primer país en ser reconocido como miembro incluso en la agenda de Stoltenberg. De hecho, la votación de ayer le da a la primera ministra finlandesa , Sanna Marin , tres meses de tiempo para ejecutar el ingreso formal. Es decir, que antes del primero de junio se ha de desbloquear la situación de Suecia con Turquía. Si Hungría se suma al laberinto diplomático, la cuestión entraría en una situación delicada. Puede que no sea casualidad que Finlandia haya empezado a construir un muro en su frontera con Rusia.