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El excanciller alemán Gerhard Schröder, amigo personal y conseguidor de Putin en Alemania, seguirá perteneciendo al Partido Socialdemócrata. La Comisión de Arbitraje del Distrito de Hannover ha rechazado la apelación de varios grupos de militantes y directivas regionales, argumentando que «no hay suficiente certeza de que haya violado los estatutos, los principios o el orden del partido, ni es culpable de un acto deshonroso, ni ha ignorado la solidaridad dentro del partido», por el hecho de haber fichado por varios gigantes energéticos rusos inmediatamente después de abandonar la Cancillería y haber trabajado para ellos, ligado por millonarios contratos, en favor la dependencia energética alemana de Rusia. «Posiblemente los principales políticos alemanes han juzgado mal los peligros de la dependencia de las entregas de energía rusa en los últimos 25 años», generaliza la sentencia, que no menciona el hecho de que, gracias a ese mal juicio, Schröder se ha venido embolsando personalmente 250.000 euros al año como presidente del comité de Nord Stream AG y desde 2017 otros 600.000 euros anuales como jefe del consejo de supervisión de la rusa Rosfnet, puesto de designación del gobierno ruso, lo que se suma a su pensión de excanciller, que asciende a más de 8.000 mensuales. Noticia Relacionada estandar No Schröder pide una «solución negociada» tras reunirse con Putin en Moscú Rosalía Sánchez El excanciller alemán ha sido severamente criticado por sus estrechos vínculos con Putin y por seguir manteniendo contacto con el Kremlin incluso después del inicio de la guerra El SPD federal, que no se había personado en el caso de expulsión de Schröder, solamente ha comentado sobre la decisión: «Tomamos nota de la decisión legal de la Comisión de Arbitraje de Hannover, que por otra parte no cambia el hecho de que Gerhard Schröder está políticamente aislado con sus posiciones sobre Rusia en el SPD». Si bien es cierto que la presidenta de SPD, Saskia Esken, sugirió al ex canciller en abril de 2022 que abandonara el partido, a lo que él se negó, no puede decirse con propiedad que Schröder esté completamente aislado en el SPD. Cuando siete direcciones regionales presentaron el expediente de expulsión, la ejecutiva central de Berlín se abstuvo de participar, poniendo así una vela a Dios y otra al diablo. Muchos analistas sugieren que el SPD guarda bajo la manga la carta Schröder, que viene a ser la carta rusa, por si se tuerce en algún momento la asociación trasatlántica por la que ha optado el actual canciller, Olaf Scholz , aunque su actitud hacia la guerra de Ucrania resulta incómoda al SPD: asume que Rusia es la responsable de terminar la guerra, pero insiste en que las conexiones con Moscú no deben cortarse por completo. El pasado mes de agosto, tras uno de sus sucesivos viajes al Kremlin, regresó rebosante de optimismo sobre «la posibilidad de que las conversaciones puedan persuadir a Rusia de poner fin a la invasión de Ucrania» y consideró además que «Alemania tiene el deber de propiciar esas negociaciones», instando al gobierno de Berlín a crear el marco necesario para ello. Aval del gobierno alemán El SPD de Baden-Wüttemberg no acepta la decisión adoptada en Hannover, cuna política y bastión electoral de Schröder, y ha votado por gran mayoría acudir a la Comisión Federal de Arbitraje para apelar allí nuevamente. «Vemos de forma diferente puntos centrales de la justificación de Hannover y por eso hemos decidido dar este paso», ha comunicado el presidente del SPD de Leutenbach, Perre Orthen. Su adjunto Lennart Knab insiste en que «ha causado graves daños al partido, nos ha quitado credibilidad y seriedad, de manera que su permanencia es imposible». Desde la Casa Willy Brandt de Berlín se les hace ver que, cuanto más se prolonguen las apelaciones, más se hablará del asunto y más perjudicado saldrá el SPD. Semanas antes de abandonar la Cancillería en 2005, tras perder las elecciones contra Merkel, Schröder firmó el aval del gobierno alemán a un crédito de 900 millones de euros para Gazprom, sellando así el acceso de la energética rusa al mercado financiero alemán a cargo de los contribuyentes germanos. En abril de 2014, apenas un mes después de la anexión a Crimea, se abrazaba con Putin en el palacio Yusupovsky de San Petersburgo, donde el mandatario ruso celebró su fastuosa fiesta de cumpleaños en la intimidad.