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La cuestión no es si Bajmut va a caer, sino cuándo va a caer. Convertido esto en mantra casi desde que hace siete meses Rusia empezara el asalto, la importancia de la toma de esta localidad salinera de 70.000 habitantes en el Donbass, hoy un amasijo de almas y escombros, excede lo puramente estratégico para aterrizar más en lo simbólico y táctico. Kiev ha avisado de la situación dramática e incluso «infernal» pero al mismo tiempo se ha convertido en emblema de la resistencia ucraniana hasta las últimas consecuencias como tantas otras batallas en la historia como la de Mariúpol y los heróicos defensores de Azovstal hace tan solo unos meses. Para el secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin , la ciudad de Bajmut, en el este de Ucrania, devastada por la guerra, es importante simbólicamente para Rusia, más que operativamente, y su captura no indicaría que Moscú haya recuperado la iniciativa y su momento ganador en lo que llevamos de año de guerra. Durante la semana pasada, se intensificaron los combates cerca de Bajmut, con fuerzas rusas atacando desde casi todos los frentes. Sobre el papel, puede verse que esta localidad se encuentra a más de 40 kilómetros de los principales enclaves de la zona: Kramatorsk y Sloviansk. Y en una guerra de desgaste como la invasión de Ucrania tantos kilómetros parecen a priori una odisea que cumplir en el corto plazo. Código Desktop Imagen para móvil, amp y app Código móvil Código AMP 3500 Código APP Sin embargo, la próxima caída de la localidad -hoy ciudad fantasma- puede significar varias cosas: -La confirmación como actor al alza del Grupo Wagner y sus técnicas: avances territoriales a costa de una carnicería humana entre sus filas integradas por mercenarios -muchos expresidiarios. Yevgeny Prigozhin , el ex cocinero de Putin y líder de esta multinacional del terror con influencias en Siria, África e incluso Venezuela, se confirmaría como el hombre que ha devuelto las (grandes) victorias para Rusia después de meses de travesía por el desierto. Desde hace semanas, Prigozhin está en guerra abierta con el ministerio de Defensa ruso liderado por Serguei Shoigu al que señala por bloquear el envío de munición, incluso a riesgo de provocar el colapso ruso en el frente (según sus palabras). Mientras, Shoigu se ha fotografiado estos días, primero, en el frente y, más tarde, en la «liberada» Mariúpol. -En términos de su valor puramente estratégico en lo militar, la victoria rusa sería como mucho pírrica: la ciudad en sí está esencialmente destruida. No obstante, la toma de Bajmut podría dar a los rusos un punto de partida desde el cual conducir hacia el noroeste por la autopista E40 hasta Sloviansk, o hacia el norte hasta la ciudad de Siversk. Sin embargo, el Washington Post recuerda que las fuerzas rusas ya han intentado sin éxito tomar estas ciudades en el pasado. Y los ucranianos han cavado defensas de reserva en las comunidades cercanas, lo que probablemente dificulte cualquier avance ruso. -Si la toma de Bajmut espolea a los rusos, ávidos de alguna victoria con la que poder presumir de forma interna , también supondría un golpe a la moral ucraniana y al apoyo incondicional de sus aliados occidentales. Como destaca para DW, Marina Miron , investigadora del King’s College, el envío de ayuda militar se ha sustentado en la premisa de que los ucranianos pueden defenderse por sí solos y a cambio de munición, armamento y hasta tanques, Kiev ofrece y garantiza victorias en el campo de batalla. Hasta aquí llegan los beneficios -que se pueden calcular a día de hoy- para Rusia ante una hipotética victoria en Bajmut. Ciudad rodeada En las últimas horas, varias informaciones apuntan a una probable retirada táctica de las fuerzas ucranianas, limitada a sus posiciones en la orilla oriental del río Bajmutka. El Ejército ruso ya ha rodeado la ciudad y parece improbable que Ucrania gane en Bajmut a corto plazo. De momento, para Kiev resistir en Bajmut significa desgastar a las fuerzas rusas en cuanto a mano de obra y equipamiento militar siempre que no suponga un número de bajas demasiado elevado en sus propias filas. Moscú en cambio aspiraba a provocar bajas en las fuerzas de élite ucranianas y así mitigar una potencial contraofensiva. Con el envío de refuerzos, Kiev por su parte parece haber contenido un movimiento de pinza de los rusos cortando todas las rutas de salida, según ha tuiteado Rajan Menon, director del programa Grand Strategy de Defense Priorities. Así y todo, a juicio del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), con sede en Washington, las fuerzas ucranianas, caiga o no caiga Bajmut, seguirán contando con oportunidades y capacidad para retomar la iniciativa en la guerra y lanzar una gran contraofensiva en los próximos meses.