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Con la excepción del presidente Xi Jinping , que ayer se perpetuó en el cargo , los demás miembros del régimen chino deben ser relevados tras dos mandatos de cinco años y este sábado le tocó el turno a su primer ministro, Li Keqiang. Le sucede el nuevo número dos del Partido Comunista salido del XX Congreso celebrado en octubre, Li Qiang , hombre de la máxima confianza de Xi. A modo de curiosidad, solo un carácter diferencia sus nombres, pero es mucho más lo que distingue a uno de otro. El cambio de poder se ha escenificado en la Asamblea Nacional Popular , Parlamento orgánico del régimen, que ha elegido a Li Qiang como primer ministro. Quizás para demostrar que en la particular democracia «made in China» también hay voces discordantes, pero pocas, el recuento ha sido un poco más reñido que el de presidente Xi, proclamado por unanimidad. Por su parte, el nuevo primer ministro ha obtenido 2.936 votos a favor, ocho abstenciones y tres en contra. Al margen de la ironía de la anécdota, su elección ha sido saludada con un estruendoso aplauso y, a continuación, Xi Jinping ha firmado su nombramiento y le ha dado la enhorabuena estrechándole la mano en el estrado. Después, primero Li Qiang y luego Xi Jinping, han saludado también al primer ministro saliente, Li Keqiang, quien parecía mantener una forzada sonrisa de compromiso . Su facción, procedente de la Liga de la Juventudes Comunistas, fue borrada del poder en el Congreso del Partido , como quedó claro con la expulsión de su mentor y expresidente, Hu Jintao, y todos los nuevos cargos son fieles colaboradores de Xi Jinping. El ex primer ministro chino Li Keqiang (C) estrecha la mano del recién elegido primer ministro Li Qiang (D) ante la mirada del presidente chino Xi Jinping (I) Reuters El que más, el nuevo primer ministro, Li Qiang, quien se encargará principalmente de la economía. De 63 años, ha trabajado a las órdenes de Xi desde que fue su jefe de gabinete en la costera provincia industrial de Zhejiang entre 2004 y 2007. Nacido cerca de Wenzhou, una de las ciudades más emprendedoras de dicha provincia, Li Qiang ha destacado siempre por sus políticas económicas liberales y su apoyo al sector privado , especialmente en la tecnología. Gracias a su experiencia en el poder en lugares tan industriales como Zhejiang, Jiangsu y Shanghái, su principal misión será reactivar la economía tras el fuerte impacto de la política de Covid 0 , cuyas restricciones mermaron el año pasado el crecimiento a un pobre tres por ciento, la segunda cifra más baja en medio siglo. Noticia Relacionada estandar Si China se marca como objetivo crecer un cinco por ciento tras el fin del Covid 0 Pablo M. Díez En medio de las crecientes tensiones internacionales, el primer ministro saliente, Li Keqiang, anuncia una subida del 7,2 por ciento de los gastos militares en la apertura de la Asamblea Nacional Para ello, primero tendrá que recuperar la confianza del sector privado, que se ha resentido durante los dos últimos años de la pandemia y espera un rebote tras el fin del Covid 0. Pero ese no es el único problema que sufre la economía china, que se enfrenta a retos monumentales como el débil consumo privado, la crisis de su gigantesco sector inmobiliario, la peligrosa deuda de sus administraciones locales, un paro juvenil que roza el 17 por ciento , el envejecimiento de su sociedad y la pérdida de población que empezó el año pasado. Política internacional A todos estos desafíos se suma la agitada escena internacional, donde las relaciones de China con Occidente se han enrarecido por la creciente hostilidad con Estados Unidos y los recelos que la deriva personalista de Xi Jinping está generando en la Unión Europea. En un mundo polarizado por la pandemia del Covid, cuyos orígenes todavía no han sido aclarados por el régimen de Pekín, su apoyo implícito a Rusia en la guerra de Ucrania no ayuda precisamente a recuperar la globalización y cada vez más voces apuestan por el desacoplamiento de las democracias con las autocracias. «La cuestión clave de 2023 será si el cambio de la política y retórica es solo una táctica a corto plazo del Gobierno chino para alcanzar el crecimiento», se pregunta un informe de China Pathfinder recogido por el periódico «South China Morning Post». A la vista de la regresión autoritaria emprendida por Xi Jinping, quien está reforzando el control del Partido Comunista sobre el Estado, la economía y la tecnología , los expertos tienen muchas dudas sobre la capacidad de movimiento que tendrá Li Qiang para impulsar el crecimiento a través de la iniciativa privada. A pesar de su larga trayectoria fomentando los negocios y recortando la burocracia, como dejó claro con la rápida aprobación y construcción de la fábrica de Tesla en Shanghái, no le tembló el pulso a la hora de cerrar dicha ciudad más de dos meses en uno de los confinamientos por Covid más duros, desastrosos y criticados de China. Todo con tal de complacer a su jefe, Xi Jinping, con quien esta buena sintonía le puede permitir algún margen de maniobra propia. Pero, como Xi es el dirigente más autoritario y poderoso desde Mao y ha dado demostradas pruebas de su control absoluto, se teme que Li Qiang sea solo su brazo ejecutor. El lunes, debutará ante los medios en su primera rueda de prensa como nuevo primer ministro, donde avanzará las principales líneas de su mandato.